La punta del iceberg
¿Qué hay detrás de una rabieta, enfado, lloro desconsolado…? En muchas ocasiones una conducta disruptiva es la punta del iceberg, lo que vemos. Sin embargo, la conducta es el resultado de la interacción de la persona (con sus fortalezas y debilidades) y el contexto. Cuando se producen desajustes entre la persona y el contexto, se va incrementando el nivel de ansiedad en nuestros alumnos-hijos hasta el punto de “la explosión” dando lugar a una conducta disruptiva (rabieta, incumplir normas, negativa, impulsividad, etc.).
Generalmente, nos centramos en las consecuencias de la conducta y aplicamos diversas técnicas (refuerzo positivo-negativo-intrínseco, economía de fichas, etc.) para reducir o eliminar conductas desafiantes.Pero…. qué pasaría si cambiáramos nuestro foco de atención a la base del iceberg. Es decir, a los “antecedentes”, los estímulos del entorno que causan ese comportamiento.
Os proponemos una serie de estrategias PREVENTIVAS cuyo objetivo sería adecuar el contexto a las características individuales de vuestros hijos-alumnos y así, conseguir disminuir su nivel de ansiedad en las interacciones diarias (clase, patio, casa, etc.).
Es esencial conocer a nuestros alumnos-hijos, sus puntos fuertes, débiles, su zona de desarrollo próximo, lo que les gusta o no, sistema vestibular y sensioral, etc. para poder adecuar tanto el contexto como las actividades a sus características individuales y poder compensar estímulos favorables y adversos. Nuestro objetivo sería evitar la cima “la explosión” trabajando en el inicio de la curva conductual, reduciendo la ansiedad al anticiparnos al desencadenante (malestar físico, actividades aburridas, ansiedad,etc.).
A continuación, os proponemos una serie de estrategias REACTIVAS para abordar en las diferentes fases de la curva conductual (desencadenante, intensificación, explosión y recuperación) de cara a ayudar a nuestros hijos-alumnos a autorregular su conducta.