Mejor dosificado, espaciado y entrelazado
Nos encontramos en los primeros días tras las vacaciones de Navidad, sin embargo los alumnos de Bachillerato no se pueden despistar, ya que en febrero tenemos los trimestrales. Esos días los alumnos lo viven con estrés y agobio, por ello les queremos proporcionar unos consejos que les puedan ayudar a llevar mejor la presión de los exámenes.
Todo aprendizaje requiere conectar la nueva información con los conocimientos previos que hemos adquirido. Para ello, debemos hacer que los contenidos de estudio sean significativos, debemos entenderlos y trabajarlos, para evitar «quedarnos en blanco» durante las pruebas debido a que nos olvidamos fácilmente de los contenidos que se memorizan mecánicamente por repetición (leer y releer, etc).
Incrementamos la eficacia y resultado de nuestro estudio si combinamos estrategias de codificación y almacenamiento de la información con estrategias de evocación. En otras palabras, trabajar los apuntes y contenidos dados en clase (leer, plantearse dudas, buscar ejemplos, comparar datos diferencias y similitudes, relacionar ideas, etc.), razonar sobre los contenidos que estamos memorizando e intentar recordar y reproducir los conocimientos aprendidos sin leer o ver los apuntes (escribiendo las ideas en pizarra, papel, imagen mental de los conceptos, esquemas, verbalización, etc). Este proceso de aprendizaje requiere tiempo (más sesiones de estudio, pero más cortas, combinando diferentes materias para trabajar la memorización a corto y largo plazo) por ello, planificarse con tiempo, elaborar un plan de trabajo a largo y corto plazo les ayuda a gestionar la cantidad de materia y el tiempo que tienen para prepararla. Tener claro, previamente, el tiempo que se dispone y asignar las tareas que se realizan cada día (deberes, lecturas de libros, preparar trimestrales o parciales), ayuda a clarificarse, aprovechar más el tiempo y evitar que se les “junte” todo al final. Para ello, se debe tener en cuenta nuestro horario y nuestras características personales (cuando rendimos más o menos, qué asignaturas nos son más sencillas o cuales nos requieren más tiempo prepararlas, etc.). Consiste en organizar sesiones para trabajar los contenidos previamente, leer, subrayar, relacionar ideas, plantar y consultar las dudas, pasar los temas de las materias a un formato que facilita su memorización (esquema-mapa mental-enlazar ideas con imágenes, realizar audios, etc.) y otras para asentar los contenidos trabajados previamente.
Ya cercana la fecha de los exámenes, las semanas previas deberán emplear diferentes técnicas que faciliten la memorización, apoyos visuales, reglas mnemotécnicas, etc., dedicando los últimos días para afianzar los conceptos que se han trabajado previamente.
Recomendamos trabajar la motivación para “ponerse a estudiar” cuando no tenemos la presión de la semana de trimestrales. El crear una rutina de trabajo diario ayuda a que poco a poco nos resulte más sencillo, unido al cambio en la percepción del estudio no solo como un proceso de memorización sino como un trabajo de interpretación y asociación de ideas.